Bacilos en pañuelo con moquillo,
frenéticas narices aguanosas,
y no te quieren besar las esposas
ni apetece fumar ningún pitillo.
De sonar las narices sale brillo,
un vendaval de toses espantosas
surge entre convulsiones quejumbrosas,
y se te queda cara de membrillo.
Vas al doctor a ver si da la baja
y te receta un pálido brabaje,
parece que con eso te agasaja.
A nada sabe el caldo ni el potaje,
el cuerpo por la tos se desencaja
y lanzo perdigones en tu traje. |
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Azucar, vino, cítricos y fruta,
rojísima alegría del verano,
se bebe en la montaña y en el llano,
con licor y canela se disfruta.
Tras cuatro vasos nadie se inmuta,
al quinto ya no sientes ni la mano,
la gente adopta alma de gitano
y la tristeza en alegría muta.
Balbuceas palabras sin sentido,
alborozado intentas una danza
y antes de darte cuenta te has caido.
Olvidaste llenarte de pitanza,
en la euforia vital te has sumergido,
 qué belleza, qué risa, qué bonanza. |