LA BÚSQUEDA DEL TIEMPO PASADO VIKINGO
(Tomada la información de varias fuentes entre ellas 
Prof. Arne E.Christensen, Manuel Velasco  y muchos otros autores.)


Raphaël Marí Caselles

Aunque en un principio el cristianismo sólo fue por real decreto en Dinamarca y Noruega, al final terminó por consolidarse de forma definitiva.

Los cultos paganos estuvieron de forma mucho más arraigada en Suecia , aunque después de fusionarse los dos reinos principales, aquellos se diluyeron de forma paulatina. Así pues, esos tres países se convirtieron en monarquías hereditarias cristianas integradas dentro del mundo medieval europeo, participando incluso en las Cruzadas.  Se acabaron, pues, los saqueos, con salvedad de algunos casos bien aislados, si bien los antiguos saqueadores se convirtieron de la noche a la mañana en víctimas de las incursiones de las tribus eslavas, especialmente los wendos, que estaban asentadas en las costas bálticas del sur.

Después de la era VIKINGA, los suecos iniciaron casi enseguida la colonización de Finlandia, los daneses la de las tierras bálticas, en tanto que los noruegos terminaron por la dominación de Groenlandia e Islandia y la Liga Anseática tomó el relevo de las rutas comerciales que los VIKINGOS abrieron entre norte y sur, oriente y occidente, varios siglos antes.

A los islandeses les correspondió una valiosa tarea: la de transcribir las sagas y los poemas de sus antepasados, de forma que perduraran en la memoria, aun después de la muerte, y sin los cuales, la historia de los VIKINGOS hubiese tenido una gran laguna y no hubiese pasado de ser una crónica más de asesinos carentes de sentimientos.

El alfabeto –único- utilizado antes de la conversión, eran las runas, tal como indicamos en reportaje anterior, usado principalmente en las inscripciones funerarias. En la región de Islandia, hubo misioneros que se encargaron de adaptar la fonética islandesa al alfabeto latino, al que añadieron dos letras usadas ya en el alfabeto anglo-sajón, escribiéndose a comienzos del siglo XII el primer libro en islandés: una recopilación del antiguo código de leyes.

Varios jóvenes islandeses se formaron como sacerdotes y obispos, fundando sus propias escuelas y enseñando a los más jóvenes, pero no tan sólo en la educación religiosa, como quizás ocurriese en otras latitudes; ni siquiera en los oficios religiosos impusieron el latín a su lengua vernácula.

Después de varios siglos de olvido, los escandinavos empezaron a sentir interés por su propio pasado.  Los reyes daneses y suecos mandaron varias expediciones a Islandia a la búsqueda de libros antiguos, únicos documentos escritos en los que se podía encontrar datos acerca de su pasado.  Algunos de esos barcos se hundieron en su viaje de regreso, perdiéndose así un gran número de valiosísimos ejemplares únicos, a los que añadiremos los que se quemaron posteriormente en un terrible incendio que sufrió Copenhague algunos años después. Gustavo Adolfo, rey de Suecia, nombró un arqueólogo real al que encargó la búsqueda de runas o cualquier otro vestigio histórico que pudiera aportar luz a su pasado. El islandés Ari Magnusson, profesor en Copenhague, regresó a su país y se dedicó a recorrer la isla a la busca de antiguos manuscritos; en ocasiones, encontró parte de ellos, como por ejemplo, los viejos pergaminos que zapateros y sastres usaron para hacer sus patrones.

El movimiento independentista - islandés explotó el patriotismo, haciendo alusión a los contenidos heroicos de las sagas y los Edda. El poeta sueco Esaias Tegnu escribió la Saga de Frithjof, obteniendo grandes éxitos. Eric Gustav Geijur, otro poeta, aprendió por cuenta propia el nórdico antiguo con el fin de poder leer las sagas islandesas: sus propios poemas cantan las glorias VIKINGAS.  Esa fue la primera vez en la historia en la que se reivindicó al VIKINGO sanguinario y ladrón, llegándose incluso a una exaltación en exceso idílica que llevó la historia justamente al lado opuesto.

La valiosísima información recogida en los restos arqueológicos recuperados en Gotland, Birka, Ribe u otros enclaves nórdicos, así como los hallazgos de los barcos de Gosktad y Oseberg en Noruega y los de Roskilde en Dinamarca, hicieron posible que la vieja imagen –que nadie puede negar- cediera el paso a la del VIKINGO constructivo (intrépido navegante, genio literario, hábil artesano, astuto mercader, o fundador de ciudades y estados), completando así la visión de aquellos hombres que, casi, casi surgiendo de la oscuridad, fueron después el motor de la Europa periférica , y habrían podido serlo también de América de haber prosperado su empresa, abriendo unos caminos por donde circuló el comercio y la cultura entre países muy lejanos.

El nombre de VIKING dado a cohetes exploradores o a importantes compañías navieras, la apertura de museos especializados, el éxito incontable de las exposiciones,, la copiosísima bibliografía, así como la proliferación de festivales y mercados dan una idea del interés que los VIKINGOS siguen despertando en nuestros días.

En Australia, un punto tan alejado del mundo VIKINGO, se ha formado un club (Saga VIKING) e incluso la compañía SAS puso nombres VIKINGOS a sus aviones. Los descubrimientos se hacen cada vez más importantes. Tanto así, que muchos investigadores afirman que lo que se ha hallado hasta la fecha no es más que un pálido reflejo de lo que se encontrará aún, particularmente, bajo las actuales granjas, reconstruídas mil veces sobre los terrenos de las anteriores desde hace siglos, en donde reposan los restos –o se supone—de tesoros imprevisibles que debieron pertenecer a lejanos antepasados de los actuales propietarios. Asimismo, los mares guardan en sus fondos miles de barcos que no regresaron a puerto.

EN DISTINTOS PUNTOS DE ESPAÑA REMINISCENCIAS VIKINGAS

En el hermoso pueblo español de Catoria (Pontevedra) tiene lugar la celebración –cada primer domingo de agosto- de la ROMERIA VIKINGA, con el desembarco de un drakkar cargado de VIKINGOS atacando los restos de las murallas del oeste; en dichas murallas tiene también lugar una representación teatral, en idioma gallego.

Una nave VIKINGA, dentro de la representación, remonta a mediodía las aguas donde se funden la Ria de Arousa y el río Ulla para tomar al asalto esta apacible villa. Los restos de las viejas torres defensivas son el objetivo de una treintena de intrépidos “bárbaros” del norte. Aunque en su actual asalto ya no exigen el tributo en forma de plata, como hicieron en el pasado, sino “viño da terra” (vino de la tierra).

Catoria, como varios pueblos costeros de Galicia, padeció durante varios siglos los constantes saqueos de feroces VIKINGOS que se adentraban kilómetros y kilómetros por la ría, atraídos por las indefensas riquezas de monasterios e iglesias y por la poca –o nula- preparación militar de sus habitantes.

Las torres del Oeste, que en su origen se llamaron “Castellum Honesti”, fueron construidas por Alfonso V, y reconstruídas años después por el obispo Cresconio, sirviendo de baluarte defensivo ante el constante saqueo que sufría el lugar, ya que fue la entrada fluvial a Santiago de Compostela. Las siete torres iniciales, de las que solamente restan dos, tuvieron dos momentos culminantes en su historia: a comienzos del siglo XII, con un ataque de los musulmanes, y en el XVIII, con la llegada de los barcos ingleses, pero antes, en el siglo X, fueron tomadas por los VIKINGOS, muriendo incluso su principal autoridad, el obispo Sisnando.

La romería de Catoria, en Pontevedra, viene celebrándose desde 1960, aunque el desembarco VIKINGO se hace desde el año 1992. El barco se construyó de acuerdo a los planos que les mandaron desde Dinamarca (Catoria está hermanada con la ciudad danesa de Frederiksund). La nave VIKINGA, que, a pesar de disponer de vela llega generalmente movida a golpe de remo, antes del desembarco pasa ante la multitud que se agolpa a ambos lados de la ría; sus ocupantes, con gesto amenazante, muestran sus espadas al tiempo que lanzan impresionantes gritos, similares a los que hace años aterrorizaron a los antepasados de Catoria.

Los VIKINGOS suben a las torres, gritan, se pelean entre sí, beben todo lo que pueden y más, hacen simulacros de secuestro de algunas jóvenes, pasándoselo tan ricamente ellos como los visitantes de Catoria.

Aparte de ser la fiesta más multitudinaria, muchos afirman que la ROMERIA VIKINGA de Catoria es la fiesta gallega espectacular por excelencia –es posible que sea la única laica de toda Galicia- porque entremezcla el elemento exótico VIKINGO con la tradición exótica gallega de cualquiera de estas típicas celebraciones.  Aparte de una mejillonada –gratuita- multitud de tenderetes ofrecen a losinnumerables asistentes pulpo cocido en resplandecientes ollas de cobre, churrasco asado sobre brasas, paellas de marisco en un plato de barro conmemorativo de la romería, todo ello hecho a la vista del público, y todo bien regado con mucho vino tinto de la región del Ulla.

Una fiesta para no perdérsela.........

      

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