LOS ALMOGAVARES Y CONSTANTINOPLA
Raphaël Marí Caselles

Federico IIÂ |
Finalizada la campaña de Sicilia, como el Rey Federico II ya no necesitaba a los ALMOGAVARES y le
molestaban, éstos vendieron sus servicios a la corte de Bizancio.
Como bien saben la Compañía Catalana se originó en la situación que se produjo por la firma de la Paz de Caltabellota entre el rey Federico II de Sicilia y el monarca angevino Carlos II de Nápoles. Eso ocurría en 1302, poniendo así fin a la Guerra del Vespro que se había iniciado hacía veinte años con la revuelta de las Vísperas Sicilianas y con la invasión de la isla mediterránea por Pedro el Grande de AragónÂ
1282 |
Los ALMOGAVARES catalanes y aragoneses que habían luchado contra los angevinos al lado del rey Federico precisaban, para sobrevivir económicamente, un nuevo campo de batalla y también un nuevo señor. ¿Qué ocurrió? Que éste se encarnó en la figura del emperador bizantino Andrónico II Paleólogo (1282-1328) que precisaba refuerzos para luchar contra los turcos en Asia menor, llegando a un acuerdo en la primavera de 1303 con Roger de Flor, hijo ilegítimo de un antiguo halconero del emperador Federico II y también corsario perseguido por la Orden del Temple, de la que había sido
miembro.
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Roger de Flor
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Según Paquimeres, algunos meses después, Constantinopla vió llegar la flota procedente de Messina con la Compañía reunida por Roger de
Flor, quien, según los pactos que establecieron, recibió la importante dignidad militar de
megaduque, así como la mano de María, la sobrina del emperador, e hija del zar Ivan Asén III y de Irene
Paleologuina.  No vamos aquí a relatar con detalle las incidencias del primer año y medio de presencia de la Compañía Catalana en
Oriente.  Aparte de los inevitables enfrentamientos entre los mercaderes genoveses de Gálata, siempre celosos defensores de sus privilegios comerciales en el
Imperio, y las tensiones que hubo –por otro lado, inevitables- con el otro ejército mercenario del
emperador, los alanos, los ALMOGAVARES, durante ese tiempo combatieron con éxito a los turcos del “dominio de Anatolia”. En palabras de
Muntaner, Asia menor. Durante unos meses, las fuerzas catalanas se incrementaron de forma considerable con los arrivos sucesivos de Bernat de Rocafort y Berenguer de Entença con sus hombres, que provocaron los primeros conflictos con el
emperador. Al instalarse la Compañía en Galípoli para revisar los acuerdos, las relaciones entre ALMOGAVARES y griegos se hallaban ya en estado de
deterioro.
Como principal culpable de la discordia, nuestra tradición señala al coemperador Miguel IX Paleólogo, que reinó con su padre Andrónico II desde 1295 hasta su muerte, acaecida en 1320, siempre envidioso de los éxitos militares conseguidos por Roger de Flor. Este último obtuvo, de forma definitiva y por parte del emperador, la cesión en feudo de las posesiones bizantinas de Asia menor, a excepción de las grandes ciudades, así como la ilustre y nueva dignidad de césar, en tanto que Entença heredaba la de megaduque. La reacción de Miguel IX fue la de ordenar asesinar a traición al capitán de los ALMOGAVARES en su propio palacio de Adrianópolis el 30 de abril de 1305. Los supervivientes de la Compañía Catalana, hostigados por los bizantinos, se vieron obligados a defenderse con las armas: la “Venganza Catalana” no fue otra cosa que la respuesta inevitable, la única que era posible a tamaña traición e insana precipitación del coemperador. En lugar de esta visión, psicologizante y simplista, algunos de los documentos publicados por Rubió i Lluch en el Diplomatari, proporciona una explicación más acorde con la realidad política ocasionada por la tensión acumulada entre catalanes y bizantinos entre los años 1303 y 1305. El punto de partida de este conflicto se halla en el pasado, concretamente en el acúmulo de circunstancias que siguieron a la reconquista bizantina de Constantinopla en 1261 por el padre de Andrónico II, el tan discutido y discutible Miguel VIII (1259-1282)

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