Te amé mujer, ya ves, no me averguenzo
y puedes declararlo sin rebozo;
te amé y es para mí un profundo gozo
que esperé de tu fé mi amor inmenso.
Fuerte ha sido mi ardor, franco e intenso.
Amor resplandeciente, fiel y hermoso,
luché por él gallardo y orgulloso
y no es labor baldía según pienso.
Ya ves que no me importa lo que diga
la gente mentecata sin conciencia
que parla sin descanso ni fatiga.
Por eso dí que has sido muy querida,
que siempre he esperado con pacienciaÂ
que quieras algún día ser mi amiga.
Publico mi cantiga
de orgullo rebosante, porque te amoÂ
y lucho por tu amor, recio y ufano.
|
|
De un romántico amor soy prisionero,
de una bella mujer soy el esclavo,
de un contínuo rechazo aguanto el trago,
de una pobre atención soy limosnero.
Buscando con afán el asideroÂ
de un anhelo imposible en menoscabo,
de sufrir y anhelar nunca yo acabo
que soy para mi amada forastero.
En este estado cruel y lastimero
busqué desesperado la lucernaÂ
que pueda iluminar mi sumidero.
De inútil sacrificio soy cordero
inerme, confinado en la caverna
por ser enamorado y caballero.
Amor tan traicioneroÂ
me tiene confinado en agonía
y amante y triste canto esta elegía.
|