EVOCACIÓN EN EL PENSAMIENTO CREATIVO Susana
Weingast  Para
realizar una pintura o un dibujo es
necesario que el autor posea capacidad
de selección y también de organización, para así poder transmitir las
ideas básicas de su preferencia. Cuando
pensamos, evocamos imágenes. Esas imágenes, a veces agradables a veces
no, quedan fijas en el pensamiento, en el cerebro, en el recuerdo, aunque la
percepción se da a través del el
ojo, órgano del sentido de la visión, de manera tal, que al captar algún
rasgo esencial por ej: un ala,  hace imaginar un ave. Es así,Â
que podemos visualizar y reconocer el
objeto en un todo, así sea por un mínimo dato, lo evaluamos de acuerdo a la
memoria sensorial, la cual almacenaÂ
todos los conocimientos.                               Â
Si se
desea descubrir cuál fue el pensamiento por el cual el pintor realizó una obra,
el espectador, primero debería observar las formas y relacionar las estructuras,
la atmósfera total, de qué manera el autor representó el objeto o su propio
yo, de qué elemento pictórico se valió el autor para expresarse: dibujo,
pintura, modelado. También qué colores o estructuras básicas utilizó, yÂ
con qué capacidad de síntesis o de barroquismo se expresó. No
es fácil, a veces puede aceptarse como agradable y atrapante una obra de arte
y,otras veces, puede provocar rechazo y/o asombro, al mismo tiempo. Hay una
tesis muy curiosa y controvertida en el pensamiento de Kant, en “Crítica del
Juicio”. Él sostiene que en las Bellas Artes, y especialmente en la pintura,
“la auténtica portadora de la belleza es la forma y que los colores son un
mero encanto”. Esto
es un pensamiento sensible y subjetivo, y básicamente está condicionado histórica
y filosóficamente y no concuerda con los valores creativos que la estética y
la creación artística tradicional pautan. Hoy
en día sabemos que se puede construir con
colores, realizar collages, abstraer la imagen, geometrizar la misma imagen,
pensar en la totalidad creativa, valiéndose de técnicas, formas, espacios,
colores, no usados en aquella época. La
flexibilidad, el movimiento interno, el ser activo y creativo da identidad a la
obra y la obliga a insertarse en un cuadro de preferencia comunicativa con el
espectador, ya sea ésta pictórica, musical o literaria. ©
2000/2001 Susana Weingast. Reservados todos los derechos |
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