En una tribu tehuelche había una indígena de una belleza sin igual. Tan hermosa era que de tribus vecinas venían a admirarla. Ella era la hija menor del cacique.
Un día fue a las orillas de un río donde nunca había ido, situado al pié de una cadena montañosa. Quiso mirarse en el espejo de agua. El Dios de las montañas quedó prendado de su belleza, y consideró que esa mortal no debía seguir siéndolo, porque de ser así, con el paso del tiempo, su belleza iría desapareciendo. Por eso, provocó un alud de nieve y Kopsi quedó sepultada bajo la
nieve.
Su padre, todos los aborígenes de la zona y de todas las tribus casi enloquecieron buscándola...pero fue en
vano. Jamás la encontraron.
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Cuando en invierno terminó, sucedió la Primavera y, con ella, comenzaron los deshielos. En el lugar donde Kopsi había quedado sepultada, apareció una hermosa flor y, separada de ella, un pétalo. El padre de Kopsi tomó en sus manos ese pétalo tan perfecto, y al mirarlo fijamente creyó ver en él el hermoso rostro de su
hija. |

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Foto: AnaHilda García
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Es por eso que, a partir de ese momento, en lenguaje tehuelche "Kopsi" significa "pétalo".

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