HECURA
El Arte de asumir la energía de un animal y ser una unidad con él.
Carlos Zerpa
Existen historias de hombres, que en las noches de luna llena, se transforman en
lobos, también de otros que se transforman en vampiros y que vuelan, sabemos de
todos los animales–hombres, de la isla del doctor Moreau y de la maravillosa
mitología griega, vimos también como Brandon Lee, se convertía en cuervo… Pero
este texto no trata sobre estos casos, si no acerca de aquellos hombres, que
tienen el poder o el don, de asumir el espíritu de algún animal y ser una unidad
con él, de adquirir los “Hecuras”… He aquí tres casos de los que he sido
informado.
Los guerreros de la etnia Panare en el alto Orinoco en Venezuela utilizan un
sello de madera en el cual han tallado un símbolo en altorrelieve, por medio del
cual se pintan la piel para adquirir los “Hecuras”, los espíritus y la energía
del jaguar; es una especie de “X” con tres puntos y circundada por una serie de
segmentos de línea, que forman un círculo… Es el ojo fiero del jaguar, la pisada
firme del jaguar, un símbolo mágico de protección y fuerza... Un guerrero que
lleva este símbolo, se hace Jaguar y de hecho, si otros jaguares ven a un
guerrero con ese símbolo pintado en su piel, NO lo atacarán jamás, sino que lo
verán como a un hermano, como un poseedor de su misma energía, de su mismo
espíritu, lo dejarán pasar o lo escoltarán selva adentro. Se ha dado el caso de
hombres que han sido atacados y devorados por los felinos en la selva Amazónica,
por osar entrar a ella sin este símbolo.
Otro caso, es el de los ya legendarios gemelos Htoo, que comandaban el "Ejército
de Dios", cuando apenas tenían 12 años de edad, una fuerza formada por nativos
de la tribu Karen, que habitaban las selvas lluviosas de las montañas de Myanmar
(La antigua Brimania)… Uno de los gemelos se llamaba Luther, y llevaba afeitada
la cabeza al estilo Samurai, el otro se llamaba Johnny, tenia el pelo largo y
una sonrisa seductora que no se le quitaba, ni siquiera cuando con su espada
decapitaba a un enemigo… Cuenta el padre Agustín, (un misionero Tailandés que
tenia acceso a la “Montaña Sagrada”), que justo en el medio de una batalla,
cuando los gemelos estaban rodeados, por las tropas Birmanas, de alguna forma
los Htoo se les escaparon delante de sus propios ojos, dicen quienes
presenciaron el fenómeno, que se convirtieron en cuervos utilizando el mantra:
IRNA ICCHI ENDEM y se fueron volando, otros afirman que se transformaron en
grandes lobos esteparios y se abrieron paso a dentelladas… Este tipo de poder es
un don extraño, dice el padre Agustín, que los ha visto cuando de noche les
brillaban los ojos como si tuviesen dos linternas verdes en la cara.
El tercer caso, fue el que me contó en una oportunidad el Sifú Daniel Medvedov,
acerca de un grupo de estudiantes que fueron hace algunos años a China a las
montañas del centro de la “Isla Hermosa” a presenciar una demostración de Artes
Marciales, por un maestro del estilo “Mantis Religiosa”… Era de noche y el
silencio se agrandaba ante el canto sigiloso de los grillos, cuando el Artista
Marcial, comenzó a realizar los movimientos del estilo “Mantis”, con una fuerza
misteriosa… El cosmos respiró el aire de los movimientos, mientras que él
realizaba el esquema, y justo en el instante en que terminaba los últimos pasos
una inmensa mantis religiosa, se asomó entre las piedras del templo y se posó en
el centro de la plaza, luego otra y otra… Ochenta y dos pares de ojos
presenciaron el suceso.
El Sifú Medvedov me explicó luego, que si un hombre tomaba del reino animal la
ciencia del movimiento y luego la retornaba intacta a la naturaleza, bajo las
mismas leyes que le enseñaron en un origen al pájaro, a la serpiente o al
insecto, se produciría entonces en el aire una poderosa fuerza que llamaría al
instante al representante del estilo, en la zona en la cual se ejecutaban dichos
movimientos energéticos… Por eso era posible que apareciera en ese lugar un
tigre, si el ser humano hizo los movimientos del felino o se llenó con su
energía, lo mismo pasaba con las “mantis”… que vinieron al antiguo templo para
ofrecer su reverencia y retribuir el regalo que significaba, el arte de ser como
ellas, al darse cuenta que alguien que no posee el cuerpo y el aura de ellas,
engendrara por un instante la energía y el “Hecura” de su linaje… Llegados los
ejércitos de mantis al lugar, miraron la cara del practicante, se mantuvieron
por un rato inmóviles y se retiraron caminando hacia atrás sin devolverse, con
respeto… Como si se tratara de un rey.

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