MARIALIONZA Carlos Zerpa
I (Uno) Completamente
desnuda, bella, joven, muy fuerte, con los m�sculos marcados (pareciera como si
acabara de salir de un gimnasio y de
haber entrenado con m�quinas de multifuerza) su negra y larga cabellera cae
sobre sus hombros y espalda; ella cual hermosa guerrera va montada a horcajadas,
a pelo, sin silla de montar, ni brida, ni manta, �piel con piel� sobre una
gigantesca danta, sobre ese mam�fero amaz�nico salvaje, que cabalga sobre una
danta cual Lady Godiva Tropical... Esta mujer, esta Diosa, con sus grandes y
bellas tetas al aire, en completo topless alza su ofrenda con sus brazos al
cielo en comuni�n con su Dios, es sin duda una imagen fuerte, �cida, poderosa,
que nos deja a muchos de nosotros con la boca abierta. En
la autopista del este aqu� en Caracas se encuentra esta escultura insuperable,
este monumento realizado magistralmente por nuestro escultor venezolano
Alejandro Colina, quien fuera asesorado por el gran escritor Gilberto Antolinez
para realizar la escultura hecha en piedra con una fuerza impresionante; y cual
convidado de piedra de Mozart, me la imagino cobrando vida y descendiendo
de su danta y de su pedestal para estirar las piernas y hacer que el
pesado tr�fico caraque�o se detenga por un momento y haga que todo el mundo
apague su auto y volte� para verla a ella, a nuestra Diosa Venezolana:
imponente, altiva, desafiante!!!. La
escultura de Marialionza realizada por Colina, siempre est� llena de coronas de
flores llevadas all� por sus creyentes y seguidores en la fe, siempre est�,
tambi�n, llena de flores y a sus pies, a los pies del pedestal, con seguridad
encontraremos frutas, tabacos, botellas de licor, m�s y m�s flores, monedas de
plata y uno que otro malet�n lleno de dinero, el cual generalmente es robado
por un no creyente o uno que siempre se quiere pasar de vivo y (sin darse cuenta
que con lo sagrado no se juega y que a la reina no se le roba o se tendr�n
entonces que atener a las consecuencias) por pasarse de vivos algunos terminan
siendo los bufones, tal como un ex -ministro muy famoso quien confesara con
sarcasmo de su propia boca en un programa de televisi�n que �l y sus amigos un
d�a de juerga y a eso de la una de la madrugada, llegaron hasta la pieza escult�rica
con un sost�n, fabricado especialmente para el enorme busto de la diosa, la
cual amaneci� al d�a siguiente cubierta en su pecho por la necedad y la falta
de tacto e irrespeto de sus detractores. Pero
Marialionza sigue viva y llena de magia m�s all� de cualquier escultura o
representaci�n popular; ella vive en la creencia del pueblo venezolano, en sus
casas, en sus altares y en su imaginaci�n; ella vive en Sorte, en su monta�a
de Yaracuy, m�s all� de los altares sincr�ticos construidos in situ con su mezcla extra�a de creencias y cultos; Entre santeros,
maestros, magos, especialistas y esot�ricos; pero tambi�n entre brujos,
hechiceros, charlatanes y malignos. Ella
habita en su mundo subterr�neo de siete cuevas con asientos de anacondas
enrolladas, ella est� all� pein�ndose y desenredando pacientemente por horas
su cabellera con un peine de oro y luego al rato saldr� a cabalgar, a hacer su
patrullaje por su monta�a montada en su danta; ella que es Diosa y protectora
de la naturaleza y encarnaci�n del bien y del mal. II (Dos) En estos d�as mientras hac�a una visita dominical a la Galer�a de
Arte Nacional en Caracas, vi otra vez en uno de sus patios internos como
reposaban sobre la tierra dos piedras enormes llenas de petroglifos, piedras
rescatadas en el Guri, Estado Bol�var. Parec�an grandes animales dormidos,
entonces imagin� que estas piedras
tatuadas por los primigenios habitantes de estas tierras estaban vivas y que
eran dantas, tal cual como en la que cabalga Marialionza, tatuada con los mismos
s�mbolos que aparecen en las piedras, s�mbolos tambi�n vistos en las cuevas y
en las cer�micas encontradas en las orillas del Lago de Valencia, de la Laguna
de Tacarigua. Comprend�, sin duda, que quienes pintaron las cuevas de Vigirima,
tambi�n pintaron las cer�micas del Lago
y tambi�n herraron el anca de la danta Marialioncesca. Ellos fueron Los bravos
guerreros de la tribu de los �Jirajara�; nuestros antecesores, pero �Qui�n
puede descifrar entonces lo que dicen esos petroglifos? �Qui�n puede saber que
simbolizan las marcas en la piel de la danta? S�lo la Reina lo sabe, es el
lenguaje del mundo invisible que se hace manifiesto en el mundo visible. III (tres) Marialionza se nos presenta en los cromos populares (en esos cromos
que despu�s se convirtieron en esculturas de yeso y cer�mica), como una reina
de corona de oro (cual virgen reina europea), con tez blanca (cual virgen reina
europea), vestida con t�nica de oro con piedras preciosas, capa, broche en el
pecho y con ojos negros, con u�as largas esmaltadas, con una bandera y una rosa
(cual virgen reina europea)� y esa imagen de ese cromo popular o hecho popular
se ha expandido y se ha popularizado, ya que con esa imagen se pretende hacer
creer que Marialionza es el fruto del amor de un conquistador espa�ol y una ind�gena
de estas tierras. Visi�n equivocada, craso error lleno de manipulaciones; tambi�n
nos la presentan junto al Negro Felipe y al Cacique Guaicaipuro, como
representaci�n de la raza negra (Felipe) ind�gena (Guaicaipuro) y blanca (Marialionza),
los tres juntos son llamados �Las Tres Potencias�, tres potencias si, pero
por separado, juntas no son m�s que culto de otro tipo de adoraciones o tan
solo la car�tula del disco �La Pipa de la Paz� del grupo de rock colombiano
�Aterciopelados�, donde por cierto la imagen de Marialionza ha sido
sustituida por la cantante del grupo con un tercer ojo en su frente, hecho de
por s� de lo m�s curioso y �maracunata�. Marialionza tiene otra imagen, la verdadera imagen de la Diosa es otra,
sin duda; es la de una princesa Nivar,
de una princesa �Jirajara� que lleg� a ser reina entre las reinas; de tez
cobriza, de piel canela, como son los abor�genes de estas tierras� y cosa
rara en verdad (seg�n cuenta la leyenda) de ojos verdes, con ojos de tan extra�o
color que de mirarse en las aguas de la laguna jam�s podr�a distinguirse sus
pupilas, ojos verdes como la laguna que se la trag�, verdes
como la serpiente que la reclam� a ella como ofrenda, ojos verdes para
cumplirse en ella la profec�a, verdes como la piel de la culebra �verdegay�,
la serpiente emplumada, verde pit�n, la verde anaconda, la verde tragavenao;
genio de las aguas esta princesa de ojos verdes, de larga cabellera, no viste
ropas;( ella va completamente desnuda y no como en el cuento del traje nuevo del
emperador), va desnuda pero con una bella desnudez, una desnudez de reina
luciendo el m�s bello de los vestidos que pueda so�ar una bella mujer: �su
escultural cuerpo�. Los moralistas y la iglesia cat�lica han pretendido
vestirla poni�ndole atuendos europeos impropios, son los mismos que taparon con
hojas de parra la desnudez de las cuerpos desnudos pintados por Miguel Angel
Buonarroti en el techo de la Capilla Sixtina. Son los mismos que se ofenden ante
un cuerpo desprovisto de ropas y piensan al instante en el pecado y en el
infierno. Menos mal que gracias al oportuno relato recopilatorio de la leyenda
de �La Diosa� por Gilberto Antolinez y la magistral escultura de Alejandro
Colina, podemos admirar tal cual como es, con su bella desnudez, cual reina, a
nuestra reina!. IV (Cuatro) El
culto de Marialionza est� vigente, tiene sus sacerdotes, sus devotos, sus entes,
sus seguidores, sus santuarios, su orden secreta, su rito propio, sus mundos
paranormales, su magia blanca, l�stima que hoy en d�a est�n tan, pero tan
contaminados sus espacios y todo lo que la rodea; por una extra�a raz�n se ha
visto envuelta en asuntos diversos y de confusi�n general, el enredo es may�sculo
y muy distorsionado; pero ser� la misma energ�a de la reina, la misma energ�a
de Sorte, esa monta�a m�gica quien sane lo enfermo y separe el fruto bueno del
podrido. El
mito amaz�nico de Yara, la mujer hermosa de la selva; Diosa serena de los
lugares solitarios, hipnotizadora y encantadora de hombres; llena de una magia
que cual Circe, la hechicera, hace que los hombres que est�n con ella
crean que tan s�lo han estado un d�a en sus brazos cuando en verdad han pasado
un a�o con ella o� � quiz�s m�s? Ella,
que sale con forma de serpiente de oro y los atrae luego como mujer hermosa, con
ademanes hipn�ticos. Ella
hace que tras un violento hurac�n se sienta volar sobre los viajeros una
enorme serpiente verde emplumada, de siete alas, alas que solo pueden ser
vencidas mediante siete oraciones especiales llamadas �contras�; serpiente
suma de la sabidur�a divina, animal sin edad, sabio por naturaleza, serpiente
que en s� es ella misma, la diosa mujer hecha anaconda; la serpiente verdegay;
o como la llaman en Brasil la �Cobra de Asas� la serpiente que vuela. V
(Cinco) Marialionza
llena de gracia y hermosura se gana la simpat�a de todos y tiene una
belleza fatal y son�mbula; algo reptil�neo; la ni�a de los ojos de agua; la
mujer serpiente de las pozas y quebradas, afluentes del R�o Yaracuy. Marialionza
se le aparece a los cazadores y exploradores de la monta�a y los recibe en su
palacio subterr�neo cuyos asientos de descanso son enormes Saruras, culebras
boas constrictor enrolladas y dormidas, ah� los tapires hembras son sustitutas
de las vacas, los pumas de los perros, Los jaguares y cunaguaros
de los gatos y los venados de los chivos, viviendo todos ellos en una
completa armon�a cual Ed�n... La
mansi�n de Marialionza tiene siete salas, la central tiene animales esculpidos
en los cuatro puntos cardinales: un tigre, un venado, una tortuga y un caim�n,
una para cada esquina; el piso es de arena luminosa, los salones restantes del
palacio son grutas inmensas, sucesivas y cada una con una luz de color
particular; luces azuladas, luces verdes, violetas o rojas... Al fondo se
escuchan coros infinitos de voces y se respira el aroma de las flores. El
ambiente es encantador y de hecho te �encanta� sabes con exactitud cuando
entras pero nunca cuando saldr�s de sus dominios, un a�o es un d�a, un minuto
es un siglo. Est�s en el reino de ella y a ella le perteneces, luego andar�s
bobalic�n por ah�, turbado, apendejado, son�mbulo, embobado, adormilado y
embrujado, recordar�s todo despu�s como en sue�os. Marialionza sale de su
palacio y pasea por el bosque, cuando patrulla lo hace cabalgando en su danta
herrada con letreros indios, una danta invulnerable al plomo, al disparo y a las
embestidas de toda clase de armas y que
adem�s nada pueden hacer en contra de ella ni siquiera las oraciones y mucho
menos los rezos cat�licos, sobre ella va la reina de Sorte... y es cuando en
verdad tenemos que tener mucho cuidado, porque cuando estamos en su territorio
nunca debemos voltear si nos llaman por nuestro nombre propio, y mucho menos
contestar o hablar con las voces, y tampoco atender si escuchamos risas o grito,
jam�s se debe responder, pues instant�neamente caer�amos en su hechizo. La
idea es seguir como si nada pasara. VI
(Seis) El
culto de Marialionza es definitivamente aborigen y no es cosa de juego, tiene
que quererse con mucho respeto, la reina es nuestra mejor amiga, es madre y
protectora, pero si no la vemos as� y violamos su tierra, pues ser� entonces
nuestra peor enemiga, una calamidad y en verdad una pesadilla. Debemos
aproximarnos a ella de una manera diferente, acept�ndola en nuestras vidas como
una Diosa protectora, as� tal cual como la vio Rub�n Blades en 1978 cuando
compuso una hermosa canci�n, un bello poema dedicado a ella, un homenaje para
la reina... Dec�a
entonces Blades en su balada/salsa: Cuida
el destino de los latinos vivir unidos y en libertad, VII
(Siete) Siete.
Siete es el n�mero de la reina y en el n�mero siete concluimos esta ponencia y
este escrito, porque el n�mero siete siempre va acompa�ado a Marialionza. �
Son
siete las monedas de plata que ella gusta que le ofrenden en el tributo
de los metales (siete). |
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