LAS
PINTURAS LÚDICAS Y PERMUTABLES DEÂ Willy Aranguren(*) Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â
Hace algunos siete años conversábamos,
entre tragos y pinturas, en exposición de la Galería “Lea”, con Carlos
Carmona, pintor autodidacta de vuelo imaginativo, acerca de sus creacionesÂ
expuestas en aquella oportunidad, en dicha Galería. Nos llamaba la
atención su parco dibujo y una posible inclinación hacia la pintura del
Maestro Guayasamín, entre otras cosas. Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â
Ahora Carmona expone su más reciente producción, en la Galería “Visión Artística”, de CANTV, bajo los auspicios de los Ateneos de Barquisimeto y Cabudare. Se trata esta vez de una pintura figurativa, para ser más exactos de rostros sumamente expresivos en sus líneas y colores. No se crea que se trata de cualquier bello rostro o de cualquier exuberante figura, para la contemplación hedonista. Se trata más bien de observar las posibilidades de permutación que pueda tener cuatro, dos o más módulos que al cambiar de dirección o posición, aportan otros resultados, y así al infinito, de forma que pueden lograrse 24 o 48 “obras diferentes” a partir de una sola o de esos cuatro módulos. De manera tal que lo interesante consiste en los múltiples cambios que origina una pieza al convertirse en múltiple.
En
otro orden de ideas, Carmona adelanta siempre otras visiones más allá de la
estricta figuración y en este sentido su obra adquiere otro sentido de amplitud
al considerar que dentro de esta figuración, inmersa en ella, puede el
espectador, ya con su visión particular y sin intervención manual, encontrarse
con el paisaje, con el crepúsculo y con un aliado sumamente importante para la
creatividad del pintor como lo es el sentimiento o la nociónÂ
de la naturaleza, todo ello a fuerza de colores tropicales, caribeños,
siempre puntuales, alianza establecida también con el vitralismo, sin proponérselo
el autor, desde la sobriedad de la línea que, en comunión con el color,Â
aportan además una noción barroca a su creación. Por
encima de estas consideraciones nos encontramos con un artista que hace del
juego y del arte un concepto indivisible en aras de lleva las banderas de una
permanente imaginación, paradójicamente siempre permutable. Ese es, en esencia,
el logro definitivo de Carlos Carmona. |
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