NUEVA EXPOSICION PICTORICA DE 
CRISTINA PRIETO SALCEDO

Antonio Marín Segovia

Después del gran éxito obtenido en las últimas exposiciones, la artista catalana Cristina Prieto ofrece una renovada e innovadora muestra de su inagotable talento, ofreciendo nuevas visiones de paisajes y situaciones conmovedoras y únicas. 

El tema central, el asunto a celebrar es la naturaleza, esa madre que nos acompaña silenciosa y amablemente siempre. La joven artista vuelve nuevamente a dialogar con todos los elementos que dan sabor y forma a la naturaleza, tratando de mostrarnos todas las singulares formas y manifestaciones que hay en el paisaje que nos habita, que nos circunda, que nos completa...

Las nuevas obras, los nuevos lienzos que hoy nos contemplan y nos entregan sus manos, son soñadoras ventanas, puertas abiertas en todo momento que cualquier ser puede atravesar...

Somos un jardín lleno de ventanas sonrientes, de espejos desnudos que se visten de mar Todos necesitamos llevar a nuestro lado muchas ventanas abiertas y algunos árboles jóvenes que nos permitan huir de la incertidumbre y el ruido diario. Sí. Sin duda todos alguna vez deseamos ser una puerta o ventana abierta, capaz de ofrecernos un paseo en un jardín acogedor, amable, silenciosamente inundado de luz, lejos del tiempo. Y algunos sabemos bien que los cuadros marítimos e interminables de Cristina Prieto, tienen la dicha, la gran suerte de ser infinitas ventanas, de ser puertas abiertas, capaces de ofrecer numerosos y cambiantes paisajes, pues saben adaptarse a nuestras necesidades invisibles, saben entender nuestros deseos, arrancando y suprimiendo de raiz los miedos y las zozobras que vamos acumulando diariamente.

El arte, cualquier expresión artística tiene que tener la capacidad para curar, para liberarnos de las miserias y tensiones. Por eso algunas palabras justas y las pinturas verdaderas saben regalarnos esas luminosas ventanas, esos espacios serenos, donde todos podemos caminar desnudos, vestidos con los sueños alegres del mar...

No hacen falta secretos ni lenguajes si sabemos sonreír mientras caminamos. No hace falta hablar si somos capaces de mirarnos en ese espejo desnudo que algunos llaman mar y otros ventana abierta.