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Y LO LLAMABAN JUAN
Teresa Palazzo Conti
En trono de monarca
abisma sus penurias
la rigidez del rostro.
Y all� se ha detenido
la palabra mendiga.
Entre gestos de piedra
se congela la letra impronunciada.
Un aire desigual
labra intentos humanos
por laberintos viejos.
Y otra vez balbuce�
�NO TENGAN MIEDO�.
Y volvi� la paloma
para asir
el mensaje en la mirada.
El vuelo se detuvo,
y un legado de vida
flot� un instante entre sus alas nuevas.
Con alto don de luz,
la mano misionera
elev� una plegaria
sobre el hambre del mundo.
Y el cuerpo consumido,
un envoltorio apenas,
fue el pre�mbulo intact
de la resurrecci�n abierta.
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