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AÑORANZA
Lourdes Wilford
Me pierdo sin reparosÂ
en el recuerdo vivo
de tu perfil agudo.
Fatiga la cautela despiadada
con que pasan los días,
esta inactividad disfrazada de calma!.
Ando huraña y errante ,
improvisando duendes, gnomos,
buenos fantasmas,
dispuestos a escuchar
quejas de mi nostalgia.
Coloquio con las sombras
invocando tu nombre
y vanamente aguardo
la compasión de Cronos.
Tu llegas cuando quieres
a crecerme los ánimos
y te vas cuando gustas
vaciándome de todo.
Inútil es el ruego
el chantaje o las lágrimas,
tu coraza resiste
todos los artilugios.
Y con un beso breve
te vas, irremediable,
desgarrándome insano
mi poco de esperanza.
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"Había una vez..."
Lourdes Wilford
La hormiga se cansó de gritar al elefante que lo amaba, ya sin voz y con muy pocas fuerzas, emprendió la marcha. Pasó un tiempo muy largo y el camino hasta las orejas paquidérmicas parecía implacable, pero la hormiga, ya se sabe, es
perseverante.  En su andar incansable hizo un amigo que decidió seguirla en el peregrinaje: la escuchó, le dio fuerzas, cargó con su equipaje. Después de muchos meses, años tal vez, quién sabe, llegó la hormiga al fin a la meta del viaje; miró a su compañero, sonrió al elefante y con la voz profunda de las grandes verdades, le dijo en un susurro: - Un día, hace ya mucho tiempo, yo te amé como nadie.
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