ARTE VENEZOLANO DE PDVSA
En el Museo de Barquisimeto (2a. parte)
Willy Aranguren(*)
Si pudiésemos seguir un hilo cronológico y de corrientes ajustadas exactamente a los años en que se realizan las obras, hay trabajos fundamentales que obedecen a esa relación; en los años 40 sería "El Flautista", una temática versátil en Armando Barrios cuando todavía no había cambiado provisionalmente sus baterías hacia ciertas investigaciones cubistas y abstracto concretas. Podría seguirle el larense Ángel Hurtado, con "Formas en equilibrio"(1954), tomando en cuenta que el abstraccionismo geométrico y lírico comenzó a reinar, dentro del arte venezolano, justamente en los cincuenta y que por supuesto aquí estaría la figura protagónica de Jesús Soto en tanto está representado, con una estructura cinética, de 1959. Pero es indudable que una obra como la "Gran Bruja" (1952) de Oswaldo Vigas obedece a toda una concepción de búsquedas y encuentros auténticos del Arte Latinoamericano, más allá de influencias europocéntricas, precisamente apreciadas a partir del Taller Libre de Arte.
Ahora bien, si observamos la colección en su totalidad, ésta se hace mayormente contemporánea o representativa del arte que se ha estado realizando en Venezuela, a partir de los años sesenta, en cuanto al número de obras adquiridas que se aumenta desde esas fechas o en fechas posteriores. Y en este sentido son valiosos los trabajos, hechos en esos sesenta, por artistas como Francisco Bellorín, Carlos Cruz Diez, Régulo Pérez, Alirio Rodríguez, lo que implica el reconocimiento de corrientes como la Nueva Figuración, el Cinetismo, el Neo Humanismo. Cabe además la observación para con las obras de los setenta, es decir vincular momento vivido y obra representada y ahí podrían notarse las obras de Jacobo Borges "Verdadero, verdadero" (1971), José Antonio Dávila, "Cabina N.- 28" (1971), José Campos Biscardi, "Monte de Venus" (1977), Carmelo Niño, Alirio Palacios, Humberto Jaimes Sánchez, "Luz de los Andes" (1977), Mateo Manaure, "Suelos de mi Tierra" y "Columnas Policromadas", para hacer de la Colección de PDVSA un acercamiento a un nuevo paisaje venezolano, a un realismo diferente que se adhiere al hiperrealismo, a la aparición de, hoy por hoy, figuras claves dentro de lo que se llamó "La Escuela Marabina". Así podríamos seguir este ejercicio de contemplación y reflexión en los ochenta y deleitarnos con obras como la de Ernesto León, Henry Bermúdez, Carlos Hernández Guerra, Luisa Richter, entre otros.Â
Lo más importante además es observar que existen representaciones vastas e inconmensurables, por la calidad incuestionable de los artistas y de las obras, más allá de fechas y coincidencias o paralelismos entre corrientes y décadas y, en este sentido, resulta increíble presenciar y tener de cerca obras como la de Federico Brandt, Mario Abreu, "El Gran Piache", Diego Barboza, Gabriel Bracho, Alberto Egea López, Emerio Darío Lunar, Rafael Ángel González, Rafael Monasterios, César Rengifo, Mercedes Pardo, Marcos Castillo, Enrique Sardá, Manuel Espinoza, Francisco Hung, Marcos Miliani, Edgar Sánchez, Nedo, Luisa Palacios, Luisa Richter, Salvador Valero, Pedro Terán, Ángel Peña, Julio Pacheco Rivas, Pedro Piña, o unas rarezas como las obras pictóricas de Francisco Narváez, siendo que le conocemos más como escultor. Todas estas obras son disímiles en cuanto a estilos o formas de concebir el arte, y auténticas desde el punto de vista de la vivencia, de la representación del patrimonio venezolano. De tal forma que la colección de PDVSA puede verse siguiendo las sabias directrices de la curadora Salazar o también observarse cada una de las obras, individualmente, siempre dentro de su contexto aproximado.
La Misión Educativa y Formativa
Enhorabuena que esté ocurriendo este acontecimiento de apertura hacia la difusión del arte, hacia el reconocimiento del patrimonio venezolano. Que una colección como la de PDVSA se encuentre viajando por Venezuela para ser vista y apreciada es asunto notable y puntual. Aunque sería más de lo mismo, es decir "pan y circo", si no se establecieran directrices hacia la formación, hacia el conocimiento de este renglón de la cultura venezolana, como parte la formación de una conciencia venezolana, de un sentir y vivir el significado social, amoroso y estético de todas y cada una de estas obras. Ahí se encuentra el verdadero quid del asunto. Sobre todo con los escolares, con las nuevas generaciones, con los párvulos, con la gente de las comunidades que asisten a sus casas comunitarias, con los artistas que en muchas oportunidades demuestran desidia para con el estudio y el análisis, con los estudiantes de la Escuela de Artes Plásticas "Martín Tovar y Tovar", con los que deseen ingresar, en un futuro no muy lejano, a la licenciatura de artes visuales de la Universidad Centro Occidental "Lisandro Alvarado". La exhibición de la colección de PDVSA en Barquisimeto representa una oportunidad única, casi que irrepetible, para aprovecharla al máximo. Para ello existe una acertada y bien pensada Guía Didáctica, preparada por Juan Calzadilla y su hijo, poeta y escritor también, Juan Calzadilla Arreaza, de la cual no dudamos en cuanto a su vitalidad, pertenencia y utilidad, donde puede hilvanarse lo histórico y lo conceptual, una metodología sencilla para acercarse a la obra de arte, sin tantos regodeos y adornos existencialistas o complicados, que sólo alejan las posibilidades de hacer las cosas sencillas, parafraseando a Aquiles Nazoa. Queda entonces la tarea en manos de la Dirección de Educación y Cultura de Lara, de la Misión Sucre, del Museo de Barquisimeto, personal al que observo, no ha participado de esta rica experiencia ya que no sólo se puede ser anfitrión o "recepcionista o sólo prestar la sede". Se trata de una comprensión y acercamiento al Arte Venezolano del Siglo XX y está en manos de PDVSA además seguir insistiendo y formando, no para competir con el trabajo de la Galería de Arte Nacional, sino para dar a conocer protagonistas, otros renglones, otras vetas de nuestro arte, que llegue a nuestro pueblo, que lo acerque de una vez por todas y así, por ejemplo, eliminar una concepción vandálica, anárquica y retrógrada de destruir unas obras de arte de Jesús Soto, Carlos Cruz Diez o una escultura referida a Cristóbal Colón, como ha sucedido en la capital.Â
(*)Â Docente. Crítico de arte.

|