CLAUDIO MAGRIS O LOS ESPACIOS 
EN BLANCO DE LA EXISTENCIA

Carlos Yusti 

Existen autores que son art�fices excepcionales en la manejo de las palabras, diestros con eso de los g�neros literarios. Algunos logran fusionar ensayo, poes�a y novela con enorme virtuosismo y con una facilidad menos que envidiable. Claudio Magris es uno de esos escasos escritores que ha podido engranar g�neros en sus distintos libros sin llegar a ser una carga de engolada y pesada erudici�n para el lector. Por otro lado en Magris encontramos un lector acucioso y discreto, un observador puntual de los avatares superfluos o dram�ticos de la vida, los cuales desde el rinc�n de un caf� �l va anotando con la pulcritud de un enamorado de las palabras.

Uno de los primeros libros que le� de este autor italiano, quien hace poco ha recibido el premio Pr�ncipe de Asturias, fue �taca y m�s all�. El libro recopila un conjunto de escritos ensay�sticos publicados en el diario Il corriere della sera. Revisados para su publicaci�n y con m�nimas alteraciones dan cuenta del Magris ensayista. En estos ensayos, escritos bajo el apremio de la puntualidad period�stica, sobresale el lector desprejuiciado, pero al mismo tiempo el individuo que trata de traspapelar lo le�do con la vida, del hombre que trata de encontrarle significaci�n profunda a la vida desde las l�neas interminables de lo literario. Lo le�do pasa por el cedazo de la vida hasta formar parte indivisible de esa odisea espiritual, que luego de tantas aventuras, que por fin culmina con la llegada al hogar a�orado siempre durante la traves�a. La literatura es siempre una nostalgia, una a�oranza, un recuerdo distorsionado y suculento de esa realidad siempre r�gida y bastante ins�pida.

En los ensayos de Magris hay una lecci�n de vida que toma como referencia alg�n libro, a determinado autor e incluso una frase puede ser el detonante para exponer sus puntos vista sin caer el dogmatismo ni la pedagog�a sin aula. Por ejemplo el texto que da t�tulo al libro se inicia con una pregunta (�Hacia d�nde vamos entonces?) proferida por Enrique de Ofterdingen, personaje de una novela de Novalis. La respuesta que proporciona otro personaje femenino ("Siempre a casa") proporcionan los par�metros para que Magris de rienda suelta a su disertaci�n. Por supuesto las referencias a Ulises no faltan, as� como una pesquisa sobre el huidizo Novalis. El final del texto es emblem�tico del estilo de Magris, en cual vida y literatura vibran en acordes arm�nicos: "La gran Odisea del esp�ritu de Novalis est� lejos de nosotros; est� dolorosamente lejos. Kafka, quien tambi�n se sab�a viajero de una odisea sin �tica, era infeliz por ello, y probablemente le hubiera gustado reencontrarse en la flor azul, como Enrique de Ofterdingen, poder dormir en la cama de Bloom, y ser acogido finalmente en el Castillo".

Otros ensayos que ilustran esa combinaci�n de vida y literatura son "Las gram�ticas de la vida" y "Robinson y los libros". En el primero escribe sobre el tiempo y esa rebeli�n que lleva a cabo la literatura "contra los tiempos puros de la gram�tica para rendirle justicia a la vida". De igual forma trata sobre la literatura trascendente, sobre esos libros que perduran en la memoria y sobre esos libros que inundan vidrieras y rompen los record de ventas y al final no son m�s que libros "malogrados". Magris escribe: "�la literatura le recuerda a la vida la posibilidad de salvar su caducidad individual: ella, afirmaba Lu Hs�n, el poeta chino, est� escrita con tinta y no tiene la intensidad de las manchas de sangre, pero estas �ltimas palidecen, mientras que la tinta perdura y conserva como los blancos huesos en las tumbas de la antig�edad que hasta hoy guardan, eterno, el rubor en las mejillas de una joven".

El segundo texto el personaje de una obra de Daniel Defoe es buen pretexto para reflexionar sobre la soledad y los libros. Por supuesto Robinson Crusoe lo lleva a meditar sobre otros solitarios de la literatura como Geiser de la novela de Max Frisch, "El hombre aparece en el holoceno" y el Dr. Kien, ese h�roe tragic�mico de la novela "Auto de Fe" de El�as Canetti. El com�n de todos estos personajes es su aislamiento solitario (sea en una isla, una biblioteca o un valle) y su relaci�n peculiar con los libros. Por ese motivo Magris acota: "Tambi�n Robinson Crusoe interpone entre �l y su soledad una red de palabras: el diario que escribe escrupulosamente, la Biblia y los libros de oraci�n salvados del naufragio. Un libro es el mejor ant�doto contra nuestra soledad acompa�ada y tumultuaria en estos tiempos de megamercados y macrocentros comerciales. Lo escrito por el escritor italiano calza por igual para los personajes de ficci�n como para nosotros lectores de carne y alma: "Robinson es un hombre que lee y desea leer para sustraerse de la vida y a s� mismo. Lee para hablar con alguien, y para comprobar que por lo menos, como dice el se�or Geiser, el �ltimo Robinson de Max Frisch no ha enloquecido todav�a". 

Como novelista Magris trata de brindar una visi�n de su observaci�n directa. Indaga en las existencias menudas de todos los d�as y como un meticuloso observador toda cabe en su narrativa: paisajes, personajes, objetos, animales, almas y ambientes. En su novela "Microcosmo" el lector participa en una experiencia literaria a caballo entre lo narrativo y lo ensay�stico, sin percibir a ciencia cierta los l�mites que existen de un g�nero a otro. En "Microcosmo" no hay truculencia, a pesar de los retratos brillantes de esas pasiones humanas con sus vicisitudes plenas de comicidad o tragedia.

Una de las obras que prefiero de Magris es "El Danubio". En apariencia es un libro de viaje, pero enseguida el lector descubre un libro rico en erudici�n e historia. Magris recurre a la cr�nica, la observaci�n directa, el ensayo y la ficci�n para describir su trayectoria paralela al r�o Danubio. Para Magris el r�o es apenas un leve pretexto para navegar por el tiempo y la historia para descubrir la belleza o el horror que fluye por el hombre; belleza y horror que los individuos, en diferentes �pocas, esculpen con el alma de sus manos. El r�o es un testigo mudo, la memoria silenciosa que transcurre por el tiempo arrastrando, a trav�s de sus riberas, el tiempo desmenuzado en vi�eta, en an�cdota y dato; de f�bula menuda, curiosa con lecci�n de vida que ofrecer.

La escritura de Claudio Magris est� blindada de humanismo reflexivo, es la posibilidad de ver la vida desde la sensibilidad literaria y de pasi�n cr�tica o atenta. La escritura es una manera de mirar al mundo, de asimilar sus horrores o su belleza. Se escribe por muchas razones o por aquello escrito por el propio Magris: "Es posible que escribir signifique rellenar los espacios en blanco de la existencia, esa nada que se abre de repente en las horas y en los d�as, entre los objetos de la habitaci�n, y los absorbe dejando una desolaci�n y una insignificancia infinitas".


 

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