LA EXTRANJERA
Harmonie Botella
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Viste de forma diferente. Habla de forma diferente. Piensa de forma diferente. Todo es diferente en ella.
No va a misa y reza todos los días a un dios que no conocemos. Cierra los ojos y piensa... Piensa en su lejano país, sus lejanos amigos, su lejana familia.
Se adapta difícilmente a estas nuevas tierras, a estas nuevas costumbres. Pero trabaja como una condenada para salir de la desdicha. Sus manos estropeadas rascan la tierra, la moldean, la riegan, hasta que germine el fruto de su labor.
Está orgullosa de lo que ha logrado. Las semillas se han enraizado en la tierra húmeda y fértil. Gracias a su trabajo está recobrando parte de su identidad.
Los días inseguros y afligidos se alejan igual que las mareas agresivas y amenazadoras. El cielo traga los últimos nublos y derrocha en su lecho una cascada de azures.
Su dios le escuchó. Puede reemprender una vida digna, tener un techo, ganar su pan, educar a sus hijos y quizás mañana ser dueña de su tierra y trabajar para sí mismo.Â
Es una mujer confiada. Cree que los aldeanos la miran con buen ojo, cree que la consideran como una de los suyos. Olvidó que es una extranjera que viste de forma diferente, habla de forma diferente, piensa de forma diferente. Todo es diferente en ella.
A los aldeanos no les gusta la diferencia.
       
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