REFLEXIONES
Carlos Burgarin
Una imagen fr�gil y liviana
que camina sobre la gramilla sin doblarla.
Un recuerdo con volumen de cabellos finos
como algodones sobre la inmensidad de una mirada.
Una fiera recelosa de su �ntima naturaleza
que exhibe sus garras a modo de advertencia.
Un escape triunfal a las sombras que se aferran como abrojos.
Un machete que doblega la mara�a.
Una taza caliente de caf� entre los barrotes de una c�rcel de hielo.
Una brisa fresca y perfumada en el infierno.
La sal de una l�grima congelada para siempre.
Una fuente de agua pura en el pantano.
Una hoja blanca y quieta
que se deja garabatear por mi pluma
para recibirme y retenerme en letras.
La eterna persistencia de la gota que orada el alma.
El dolor de cada golpe de la forja.
El sol tras la monta�a que se asoma y se esconde.
Un camino circular sin horizonte de destino cierto.
Una caricia que detiene la sangre y cicatriza.
El fr�o de un adi�s de un tren que parte.
El calor de un abrazo en el regreso.
Una confesi�n repetida y necesaria.
La promesa de un beso en los rincones.
Un dique, un embalse, una acequia,
donde beben las flores del desierto.
La mano tendida en la cuesta empinada
y un soplo de aliento que me estalla en la cara.

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