OSWALDO
VIGAS O LA RENOVACIÓN PERMANENTE WILLY ARANGUREN *  En la Galería “Ascaso”, Caracas, se esta presentando la exposición “Oswaldo Vigas. Recuerdos del Presente”, compuesta por pinturas, dibujos, guaches, esculturas del artista Oswaldo Vigas. Ahí tuvimos la oportunidad de departir y compartir con la incansable Jeanine, su esposa, su hijo Lorenzo, ahora cineasta, con colegas, amigos y gente bella como Bélgica Rodríguez, Víctor Guédez, Perán Erminy, Carlos Maldonado Burgoin, Elda Cerrato, Marina Baura, Ivonne Attas, Antonio Rodríguez Díaz (coleccionista y mecenas a quien le agradecemos el regalo del bello libro sobre Mauro Mejíaz, escrito por el colega, ya fallecido, Carlos Silva), Gustavo Báez, Ramsés Larzábal, Antonio Ascaso, dueño de la Galería, entre algunas otras.  Muchas de las obras expuestas, no vistas o poco conocidas, fueron producidas desde los años ochenta, pero la mayoría son  de reciente producción. Vigas tiene el poder de renovarse dentro de la ancestralidad que permanece enclavada en todos los tiempos. Por ello su pintura se hace atemporal, ancestral, contemporánea y de añeja data a la vez. Vigas es sobre todo un dibujante, un artista que aplica las líneas con convicción espiritual y férrea, de manera hiperkinética y nerviosa, virtuosa y de recio carácter. Pero su color o cromatismo se manifiesta como una comunión intrínseca entre ambos elementos plásticos, es decir entre pintura y  dibujo. Vigas es un trabajador incansable cuya vida ha estado comandada por la creatividad, por el arte, en cualquier parte del mundo, que incluye su casa, su taller, el metro o cualquier metro, un Café,  el hotel o los hoteles, las montañas, el mar, París, Caracas, Valencia,  Los Andes, ligado sobre todo a la figuración, una figuración que nos hace plantear lo americano, lo ancestral, lo indígena, en ciertas ocasiones, como suele suceder con los grandes maestros nuestros, al estilo de Mata, Botero, Lam, Portocarrero, Tamayo. Por ello es un artista americano y universal.
Por otro lado, hemos visto sus esculturas, en la terraza de la Galería  que simulaban odas al espacio, o comunicaciones que partiendo de lo concreto se disparaban hacia El Ávila, hacia el espacio montañoso e infinito, dentro de una especie de doble valoración, es decir desde el trabajo mismo férreo, hiriente, explosivo, hasta la incorporación de la pieza al espacio, también de retos y afirmaciones. Esculturas (muchas de ellas han sido hechas, vaciadas, por cierto en Tabay, Mérida, como la “Dama de Tabay”) que a la vez representan a la Mujer, a la Madre, a la Hembra. La noción de artista a carta cabal nos la brinda un Vigas que es a la vez escultor y pintor-dibujante, pero que ha desarrollado aún más esta segunda fase y que se siente igual vitalidad, igual nerviosismo creador en ambos oficios. Vigas incluso llegar a “dibujar” férreamente en los bocetos para las esculturas, llega a modelar con la misma fuerza como si estuviese trabajando con el lienzo y el pincel porque en esencia lo que predomina en Vigas es el hecho de la creación misma, más allá de materiales, técnicas y oficios. Por ello hay Vigas para rato...!!! *Asociación Internacional de Críticos de Arte. AICA, Capítulo Venezolano. |
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