LAS AMAZONAS
Prof. Ricardo Accurso
En la actualidad, Amazonas designa a uno de los tres ríos más largos del mundo (6.480 kms.) y el primero por la superficie de su cuenca (6.120.000 kms. cuadrados). Casi se ha olvidado el origen de esa palabra tan fabulosa como el río que designa.
Ante todo, cabe preguntarse porqué y desde cuando dicho río se llama de esa manera.
En 1541, la expedición del español Francisco de Orellana (desprendimiento de una mayor liderada por Gonzalo Pizarro, hermano menor de Francisco Pizarro, el célebre conquistador del Perú junto con Diego de Almagro) descubrió un inmenso río tropical que cruzaba el norte de Sudamérica de oeste a este : nacía en los Andes y desembocaba en el Atlántico. Antes de ser denominado Amazonas fue llamado el río de Orellana, en honor a su descubridor extremeño. Pero antes de estos dos nombres tuvo aún otro : Santa María de la Mar Dulce. Al igual que en el caso del Río de la Plata, quienes descubrieron la desembocadura del Amazonas creyeron que se trataba de un mar dulce.
Cuarenta y dos años antes (en el año 1500), la expedición de Vicente Yañez Pinzón había descubierto la desembocadura del Amazonas pero no se había adentrado por el imponente río. Pinzón testimoniará que sus aguas hacían retroceder al mar en aquel lugar más de treinta leguas.
El nombre de Amazonas fue consecuencia de los relatos leídos por los integrantes de la expedición de Orellana. Según éstos, en una parte de la travesía debieron enfrentar a unas valerosas mujeres guerreras que habitaban las entrañas de las regiones amazónicas. A partir de entonces surgió un nuevo ciclo de leyendas acerca de un reino de las amazonas en el inmenso territorio interior del Brasil.
No obstante, existe otra teoría acerca del actual nombre de este río. La misma plantea que deriva de dos palabras indígenas : ama zonas, significando "rompe canoas", porque solían quedar destruídas en las rompientes y cataratas del río.
Los indígenas de la selva que atraviesa este río lo llamaban Paranatinga (rey de las aguas) o Paranaguasu (la gran agua o el gran río). En lengua quechua recibía el nombre de Tunguragua.
Cabe destacar que el principal testimonio literario y única fuente de primera mano de aquella expedición es la crónica del dominico Fray Gaspar de Carvajal, uno de los religiosos que acompañaba a Orellana.
Los mitos de la conquista americana están fuertemente influenciados por los mitos greco-latinos. Tales mitologías, junto con el afán desmesurado de gloria y riqueza, alentaban a los conquistadores ibéricos en sus increíbles empresas. Fuentes de la Eterna Juventud, Ciudades de Oro y Plata, El Dorado, las Amazonas, eran algunos de esos míticos ideales. Así, por ejemplo, los españoles creyeron hallar en tierra americana una nueva versión de las amazonas mencionadas por los griegos.
Sin embargo, no conviene descartar totalmente la posible existencia de mujeres guerreras o de posición destacada en la América precolombina, las cuales aparecerían deformadas en las crónicas españolas por las construcciones míticas que abrigaban los conquistadores.
Las amazonas de la antigüedad
Las amazonas para los griegos eran el símbolo por antonomasia de la barbarie. Representaban las antípodas de su orden, pues sólo en un mundo trastornado podían imaginar que las mujeres se dedicaran a la guerra, gobernaran una sociedad y vivieran solas, es decir, sin la compañía de los hombres. En suma, el mundo de las amazonas era una especie de caos frente a la sociedad griega dominada por los hombres y símbolo del orden. Era algo inaudito para la mentalidad griega que el oficio de la guerra y el arte de gobernar, propios de los más valerosos y sabios de los hombres, recayeran en manos femeninas, que además subyugaban a los hombres de pueblos bárbaros vecinos y los utilizaban para satisfacer sus necesidades sexuales y de reproducción. Respecto de esto último, se decía que conservaban entre ellas a sus hijas y mataban o enviaban a los pueblos vecinos a los hijos. De esa forma el mito reforzaba aún más la oposición de la sociedad amazónica con la de los griegos o de cualquier sociedad patriarcal en general. En estas últimas se otorga más valor a los vástagos masculinos que a los femeninos, siendo común incluso la práctica del infanticidio femenino (a la inversa de la práctica amazónica).
Según algunos estudiosos, el mito de las amazonas sería el resabio de algún férreo régimen matriarcal que pudo existir en el Asia Menor. Para otros, como Steuding, no existen pruebas suficientes para verificar esa hipótesis.
Se han ofrecido diversas etimologías para la palabra amazona. Las mismas resultan importantes para establecer el origen de este mito. Una de ellas expresa que amazona estaría ligada a la voz asiática o circasiana masa, que significa "luna". Circasia era el nombre de una región en el oeste del Cáucaso y significa "cerca de Asia", entendiendo Asia como Asia Menor. De acuerdo a esa etimología se deduciría que las amazonas habrían sido una especie de sacerdotisas del astro plateado. Resulta significativo que las mismas estuvieran relacionadas con la luna, astro nocturno, asociada con las tinieblas y lo irracional. Esto representaba en la cosmovisión griega lo opuesto del mundo regido por el sol, símbolo del orden luminoso y racional. La luna se asociaba con el principio femenino y el sol con el masculino (1). Así como los dioses luminosos terminan imponiéndose sobre la realidad caótica, las tinieblas y lo informe, de la misma manera -según el mito- los griegos a través de sus héroes se imponen sobre las amazonas. Aquiles, Hércules y el ateniense Teseo, entre otros, doblegan a las intrépidas mujeres guerreras, que en algunas narraciones aparecen en calidad de aliadas de otros no menos míticos y odiados enemigos de los helenos : los troyanos. Como los troyanos, también las amazonas terminaron siendo doblegadas.
La derrota de las bárbaras amazonas (cantada desde el siglo VI a.C. hasta las postrimerías de la época helenística en numerosas obras) simboliza la reafirmación del orden sobre el caos. Así, la normalidad termina siendo aplastada para tranquilidad del mundo tomado como modelo de normalidad.
Al igual que las amazonas sudamericanas, las del viejo continente aparecían situadas a las orillas de un río. En este caso era el Termodonte o Termodón, en la región de Capadocia (Asia Menor, al oeste de Armenia), cerca del Ponto Euxino (antiguo nombre del Mar Negro) y de Trebisonda, una ciudad que se hallaba dentro de lo que actualmente es Turquía.(2)Â
De acuerdo a una etimología diferente a la anterior, amazona estaría formada por el prefijo griego a (sin) y el sustantivo, también griego, mazos (pecho, seno). Por ende, se traduciría como "mujer sin seno". Según la leyenda, estas féminas se amputaban o quemaban uno de sus senos (el derecho) para guerrear con más comodidad. Al seccionarse el seno derecho podían utilizar de manera más adecuada el arco y las flechas. A la par que temerarias y belicosas, las amazonas eran representadas como mujeres altas y bellas. Aparecían así, por ejemplo, en las obras de los grandes escultores griegos como Fidias, Policleto y Cresilas, inspirados en las luchas de éstas contra los héroes griegos y a quienes se debe en gran medida la popularización de este mito. Por ende, para los héroes helénicos derrotarlas no implicaba únicamente aventar el peligro del caos, de un orden trastocado, sino también apropiarse de una mítica belleza.
Algunos mitógrafos modernos sostienen que amazona originariamente significaba "mujer de mamas numerosas o turgentes", lo cual explicaría su relación con Artemisa de Efeso, cuyo culto habrían establecido estas fabulosas mujeres. Las mamas de las amazonas parecen ser la imagen de los mil senos de las nubes que vierten las aguas fertilizadoras de la tierra, siendo Artemisa la gran nodriza de la naturaleza.
Una cuarta etimología vincula amazonas con el persa hamazan, significando "combatientes".
Las amazonas habrían edificado en la región del Asia Menor (o del Cáucaso, según otros autores) de la cual eran originarias, una serie de poblados, siendo el principal uno denominado Temiscira. O sea, se presentaba a las amazonas como un pueblo de mujeres sedentarias que habitaban núcleos urbanos. El estado de las amazonas estaba regido por una reina y no se admitía en él a ningún hombre. Únicamente para perpetuarse como pueblo aceptaban entrar en contacto con los hombres, lo cual se producía una vez al año. A tal efecto, efectuaban especies de raids sobre el vecino pueblo de los gargáreos, tomando entre ellos a los hombres que satisfacerían sus necesidades sexuales y reproductivas. Parece ser que una vez satisfechas los exterminaban. Dado que las amazonas estaban sólo interesadas en la descendencia femenina, cuando les nacían hijos varones los enviaban al territorio de los gargáreos o los mataban.
Las hijas sanas recibían una educación de tipo varonil, entrenándose en las prácticas de la guerra y de la caza. Las amazonas hacían uso de armas tales como el arco, el hacha, el escudo y el amento.(3)
Entre sus reinas más famosas figuran Licia, Hipólita, Pentesilea, Antíope (robada por Teseo), Esfiona (que amistó con Jasón) y Telespina (quien, según una leyenda, habría visitado a Alejandro Magno).
Las tradiciones griegas hacen referencia a seis grandes acontecimientos relacionados con las amazonas, los cuales aparecen enumerados por Federico Sainz de Robles en su Diccionario Mitológico Universal : "1) La incursión que (las amazonas) realizaron por Licia, siendo rechazadas por Belerofonte. 2) La guerra mencionada por Homero de los príncipes frigios y de las amazonas. 3) La expedición de Hércules contra Hipólita. 4) La invasión del Ática y el combate contra Teseo. 5) La alianza con Troya de las amazonas, en cuyo sitio pereció a manos de Aquiles, Pentesilea. 6) La expedición contra la isla de Leuca, en el Ponto Euxino."
De acuerdo a estas tradiciones, cuando la guerra de Troya las amazonas dirigidas por su reina Pentesilea acudieron en auxilio de Príamo, el último rey de aquella ciudad. Allí Pentesilea es muerta por Aquiles. Posteriormente fueron combatidas por los héroes griegos Belerofonte y Teseo. Este último, famoso por su lucha contra el Minotauro que habitaba el laberinto de la isla de Creta, derrotó a las amazonas acompañado de Piritoos cuando éstas invadieron su territorio. Las mujeres griegas habían invadido el territorio de Teseo en venganza por su robo de Antíope. El combate entre los atenienses y las amazonas tuvo lugar en las afueras de Atenas. En Megara, Queronea y Tesalia se mostraban en época antigua las tumbas de las amazonas muertas por las triunfantes huestes de Teseo. Tras esa victoria el héroe quedó dueño de Antíope y se casó con ella. La expedición de Teseo suele confundirse con la de Hércules, pero se desarrollaron en lugares diferentes.
Se le atribuye al héroe Apolo haber dado fin a la guerra de los griegos contra estas indómitas mujeres. Por esa razón Apolo era denominado Amazonio en Pírrico, donde se levantaba un santuario en su honor. Pero, según otra leyenda, las amazonas fueron casi completamente aniquiladas por Hércules cuando éste, cumpliendo órdenes de Euristeo despojó a la reina Hipólita de su cinturón y de su velo. Euristeo, rey de Micenas y pariente de Hércules, le había impuesto a éste los célebres doce trabajos con la esperanza de librarse del héroe. El combate final de Hércules contra las amazonas se situaba en Temiscira, en las inmediaciones del Ponto Euxino (Mar Negro).
La lucha de las amazonas contra estos héroes reflejaría, según cierta interpretación, la lucha entre fuerzas lunares (las amazonas) y solares (los héroes). Por extensión, simbolizaría la derrota de una antigua cultura matriarcal y adoradora de divinidades telúricas por otra de índole patriarcal y de dioses celestes dominantes.
También se expresa que las amazonas eran amigas de Ares, el dios de la guerra, y que constituían la forma femenina de los centauros.
Fueron representadas en esculturas y pinturas, no respetándose su origen extranjero, apareciendo con vestimenta y aspecto griegos.
Antes de concluir este apartado haremos referencia a una interpretación naturalista de este mito ya mencionada, a algunas de las fuentes literarias donde aparece y a la mención de amazonas africanas.
Hay quien sostiene, como J. A. Pérez Rioja en su Diccionario de símbolos y mitos, que este mito sería una personificación de ciertos fenómenos naturales : "...galopando por las nubes, unas veces fertilizan la tierra con el jugo de sus senos, y otras, guerrean con dureza, produciendo truenos y relámpagos. El cinturón de su reina Hipólita, trofeo de Hércules, simboliza -según esta interpretación- el arco iris."
En cuanto a las fuentes literarias, ya encontramos referencias acerca de las amazonas en La Ilíada, cuando en el canto VI, al hacerse mención de la trayectoria del héroe Belerofonte, Homero narra que el mismo "quitó la vida a las viriles amazonas", como último acto de las tareas encargadas al héroe por el rey de Likia. Posteriormente, Heródoto (llamado "el padre de la Historia"), entre el conjunto de mitos que recogió para elaborar su Historia, hizo uso de la leyenda amazónica.
Finalmente, cabe señalar la mención por parte de antiguas tradiciones de amazonas africanas, quienes dirigidas por su reina Mirina subyugaron a los atlantes, númidas, etíopes y gorgones, fundando una ciudad a orillas del lago Tritón. Estas amazonas fueron exterminadas, según los relatos, por Hércules.
Las amazonas americanas(4)
Fray Gaspar de Carvajal es la principal fuente de información respecto de las amazonas presuntamente descubiertas por la expedición de Orellana. Aunque generalmente se pone en duda la existencia de tales mujeres guerreras en América, debe tenerse en cuenta que existía aún a principios de siglo entre ciertas tribus indígenas la tradición de las amazonas.
Francisco de Orellana había nacido aproximadamente hacia 1511 en Trujillo, provincia de Cáceres, Extremadura, España. Amigo y pariente de los hermanos Pizarro, participó con éstos en la conquista del Perú. Militó en el bando pizarrista contra los almagristas cuando la guerra de facciones acaecida tras la conquista del imperio incaico. Llegó al nuevo mundo siendo un adolescente y hacia 1537 (antes de cumplir los 30 años) le hallamos fundando la ciudad de Santiago de Guayaquil, de la cual fue gobernador. Había llegado al Ecuador para cumplir una misión que le asignara Francisco Pizarro, quien veía en Orellana a un capitán valeroso y entusiasta. Logró reprimir a los sublevados indígenas del oeste de Quito, tal era su misión, que habían destruido Guayaquil (fundada por Belalcázar) y erige la nueva ciudad. Ésta funcionaría como base de entrada al reino de Quito.
En 1540 se unió a la expedición de Gonzalo Pizarro, hermano menor de Francisco Pizarro, que iba en busca del mítico País de la Canela, al oriente de los Andes ecuatorianos. Esta empresa venía siendo preparada desde el año anterior, cuando Gonzalo Pizarro se había hecho cargo de la gobernación de Quito.
Por orden de Pizarro, Orellana descendió por el río Coca en busca de provisiones. Imposibilitado de volver río arriba por la fuerza de la corriente y ambicionando descubrir fabulosos tesoros, se internó en la cuenca amazónica, explorando más de 1800 leguas hasta desembocar en el océano Atlántico. Finalmente, arribó a la isla de Cubagua, frente a Venezuela. Desde ese lugar dirigiose a España para reclamar las nuevas tierras descubiertas. Tuvo éxito en sus negociaciones con la corona y obtuvo el gobierno de dichos territorios. Los mismos fueron denominados Nueva Andalucía. Sin embargo, Orellana no pudo sacar provecho de esta situación, pues murió a consecuencia de unas fiebres malignas adquiridas cuando buscaba el brazo principal del Amazonas recorriéndolo en sentido inverso respecto de la vez anterior.
Como otros conquistadores, Orellana sucumbió ante el espejismo, y su muerte fue el lógico corolario de esa vida.
A la vez que el afán de grandes riquezas, alentaba a estos hombres el deseo de aventura, la persecución de la gloria, el descubrimiento de nuevas tierras y la búsqueda de utópicas entidades (la Ciudad de los Césares, las Siete Ciudades de Cíbola, el Dorado, la Fuente de la Eterna Juventud o el Reino de las Amazonas). Sus vidas parecían consagradas al hallazgo de las realidades fabulosas que aparecían en las novelas de caballería medievales.
Notas
A la inversa, en los pueblos organizados de forma matriarcal la luna era masculina y el sol femenino. Rastros de esa concepción se conservan en el Japón y en algunas lenguas indoeuropeas, como el alemán y el lituano.
También se solía ubicar al reino de las amazonas en Escitia (el extenso territorio ocupado por los escitas en el NE. de Europa y el NO. de Asia).
El amento o amiento es un propulsor flexible, consiste en una cuerda o correa que se enrrolla en las lanzas para arrojarlas con más precisión. Los soldados romanos, por ejemplo, utilizaban amentos de cuero. Este término proviene del latín clásico ammentum. Su origen es incierto y según Joan Corominas sólo ha dejado descendientes en sardo, portugués y castellano.
Dick Edgar Ibarra Grasso plantea que también los incas tenían un mito acerca de las amazonas, a quienes llamaban huarmiaucas, mujeres enemigas y
salvajes.

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