EL JARDIN DE LOS ENSUEÑOS Macarena Vega Iriarte  George Clemenceau, que conocía a Monet en la época de Guerbois y que tenía una casa de campo cerca de
Giverny, era hasta tal punto entusiasta, que le consagró una nota: "El Jardín de Claude Monet", escribe, " cuenta entre sus obras, ya que realiza el encanto de una adaptación de la naturaleza a los trabajos de pinturas de la luz. Una prolongación de su taller al aire libre, con paletas de color profusamente expandidas por todas partes a partir de una gimnasia del ojo, a través de los apetitos de vibraciones de los cuales una afiebrada retina espera gratificaciones nunca
apaciguadas".
En sus nenúfares, el objeto representado en la superficie del agua se disuelve en miles de matices. En Giverny, construyó su paraíso, su edén. Siempre lleno de flores en las distintas épocas del año, en una auténtica sinfonía de colores. Ordena y planifica la naturaleza. Muestra una inclinación por lo exótico: tuberosas traídas desde México, glicinas azul pálido, ninfeas y bambúes. El jardín bajo la luz del sol es para él un alexir de vida. Compra una nueva extensión de terreno, lindante al suyo y construye otro jardín: Le jardin del E´eau. Dedicó cuarenta años de su vida a su jardín y a pintar lo que había logrado. Él mismo se ocupaba del diseño y de la plantación, coleccionaba catálogos y libros, pedía semillas y plantas a todas partes del mundo. Su estilo como jardinero es naturalista y romántico. El diseño está dominado por ángulos rectos, los caminos, los canteros, los macizos, pero que desaparecen bajo una avalancha de flores y plantas. Todo es un estallido de formas y colores, obedecen a un orden perfecto, a una mente creadora y artística. Él convierte la naturaleza, en arte antes de volcarlo en su pintura. En el jardín del E´au construye un estanque y lo atraviesa de lado a lado por un puente, copiado de una estampa japonesa, que luego de unos años, terminaría por cubrirse de perfumadas glicinas malvas y blancas. Agrega sauces llorones, cerezos japoneses, aces, sauces de Babilonia, de ramas doradas, helechos, camelias, azaleas y rododrendros. El agua está sombreada de grandes matas de rosales vigorosos, los bambúes forman un bosque denso. En el agua, todas la especies de nenúfares, conocidas. Tamariscos, rosales, rosales de pié alto y arbustos. ¡Un jardín de ensueño! Pero para Monet lo más importante eran las Nynpheas y el agua. Este jardín, tiene una importancia fundamental en la obra de Monet, de allí surge su obra maestra Décoration des Nynpheas, que donó a Francia en 1.922. Ya era un anuncio de la pintura abstracta, donde se desvanecen las formas para alcanzar el triunfo y el estallido del color. |
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