AUGUSTO MONTERROSO, 
EL ESCRITOR MISCELANEO
(*)

Carlos Yusti

"Augusto Monterroso es un escritor fundamental, formidablemente 
inteligente y misericordiosamente breve".
Carlos Monsiv�is

Cuando de escribir se trata no existen c�nones ni pautas y mucho menos  modelos que valgan. Cada escritor va a lo suyo con lo mejor y lo peor de sus lecturas.   Escribir es un oficio, una t�cnica, que se va perfeccionando sobre la marcha.   Cada autor trata de imprimirle su ritmo personal a las palabras.

Augusto Monterroso es un escritor que asumi� la literatura desde un costado menos subrayado. Es si se quiere un escritor miscel�neo, un escritor que se afinca en los g�neros considerados como menores, en g�neros que parecen agotados como son la f�bula y esos apuntes escritos a la carrera que economizan tiempo y palabras. Monterroso se mueve de perlas en lo breve, en lo opaco, en aquello que no posee estridencia literaria. Su literatura aborda lo menudo, lo sencillo sin borlas ni mamposter�a. No obstante esta apariencia de una literatura, realizada al voleo, con cierto inequ�voco toque subalterno esconde los peque�os y enormes temas que han preocupado siempre al hombre: la muerte, el amor, el dolor, los sue�os, la inmortalidad, etc.

Monterroso como escritor sat�rico por excelencia sabe a la perfecci�n que el hombre, con sus haza�as cotidianas y poco heroicas, es la materia prima de su trabajo literario. Lo hace sin alardes de erudito o de escritor en superlativo. M�s bien escribe con deliberado descuido, con premeditada despreocupaci�n.

En Monterroso la s�tira, a diferencia de otros escritores sat�ricos como Swift, Kraus, Juvenal, Voltaire o Larra, no se regodea en el escrito largo y pendenciero, no se permite el lujo de la ret�rica y la rimbombancia literaria. M�s bien prefiere el escrito conciso, el texto sucinto y con es precisi�n de dardo que siempre da en el blanco. Los libros de Monterroso tienen pocas p�ginas. El lenguaje en sus cuentos, novelas y f�bulas est� construido con impecable desnudez. Son textos parcos, t�midos sin adornos aparatosos. La escritura de Monterroso es limpia, escueta sin descuidar, como es l�gico, la belleza de una met�fora infalible e implacable.

Los escritos de Monterroso buscan ofrecernos la otra cara de la moneda de la cotidianidad. En �l la literatura esta al servicio de la met�fora de todos los d�as, de la iron�a tantas veces o�da, del t�pico literario. Todo reescrito desde la sensibilidad y la inteligencia. Monterroso ha publicado "Obras completas (y otros cuentos)" (1959)   Su libro m�s famoso es "La oveja negra y dem�s f�bulas".  Otros libros imprescindibles son "Movimiento perpetuo" (1972) , "Lo dem�s es silencio" (1978).  Tambi�n est�n esos libros miscel�neos (por denominarlos de alguna manera) como "La palabra m�gica" (1983), "La letra E"(1987) "�lbum de dibujos y apuntes", "Esa fauna" (1992) y "La vaca"(1999) los cuales simentan su fama de un escritor en May�scula y de tanta importancia y valor como Borges, Cort�zar y los dem�s.

Monterroso est� acreditado y recuadrado como el autor del cuento m�s corto: "Cuando despert� el dinosaurio, todav�a estaba all�". Con respecto a la brevedad a escrito: "lo cierto es que el escritor de brevedades nada anhela m�s en el mundo que escribir interminablemente largos textos, largos textos en que la imaginaci�n no tenga que trabajar, en que hechos, cosas, animales y hombres se crucen, se busquen o se huyan, vivan, convivan, se amen o derramen libremente su sangre sin sujeci�n al punto y a la coma, al punto."


Esa capacidad para virar los conceptos y los g�neros, para convertir la literatura en un asombro perpetuo es sin duda uno de sus tantos encantos como escritor. Luego tenemos su literatura escrita como en broma trata los temas trascendentales, profundos y perdidos detr�s de una met�fora amable. No sin raz�n Sofi Richero escribe: "Monterroso escribe literatura alrededor de la literatura, casi como todos, pero en su caso hay una intimidaci�n m�s evidente, como si no se permitiera entrar en la literatura completamente. Sus textos son formas oblicuas de narraci�n, constelaciones textuales huidizas, indefinidas y hasta temerosas. Borradores m�s que sellos".

Monterroso cuando al escribir sobre Jorge Luis Borges, destaca los maleficios y beneficios del escritor argentino, pero curiosamente sus palabras pueden perfectamente endos�rseles al �l mismo: "Acostumbrados como estamos a cierto tipo de literatura, a determinadas maneras de conducir un relato, de resolver un poema, es extra�o que los modos de Borges nos sorprendan y que desde el primer momento lo aceptemos o no. Su principal recurso literario es precisamente: la sorpresa". La sorpresa en Monterroso no opera desde lo erudito, sino desde universo paralelo de lo com�n, de ese enjabonado d�a a d�a salpicado de cotidianidad y que de pronto le estalla en el rostro al lector para desnivelar sus prejuicios y sus dogmas cimentados con todo la pomposidad, a veces borgiana, con la que tendemos en sobrellevar la existencia. Monterroso con su literatura permite que respiremos ese aire limpio de lo ir�nico, del rid�culo en lo que por lo general somos protagonistas titulares.

Monterroso se adentra en otros laberintos menos bituminosos, sin esas manchas edipicas de Enciclopedia Brit�nica.   Laberintos menos enf�ticos y con el acicate justo de ese humor inteligente que trata de aliviar tanto la carga de la vida como de la literatura. Monterroso despein� la literatura del farragoso fardo de erudici�n libresca para ofrecernos una visi�n renovada de la imaginaci�n caminando de puntillas, con botas de aceros, en una habitaci�n de vidrio.


(*) Este texto fue escrito cuando el escritor guatemalteco fue galardonado con el Premio Cervantes

 

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